(Cerro Castillo, Lever 534, Viña del mar)
Todos los días en mi cielo
duermen las palomas grises
Aquí tiene la alternativa de hablar de las nubes o de él. La elección es obvia.
Y cuando voy en el microbús crepuscular
del Sol del Pacífico
el cuerpo luminoso que se desparrama
en las aguas salobres del cansancio
convulsiona el caótico cantar de mi enfermedad mental
Se refiere a las luces de la ciudad reflejadas en las aguas de la poza de abrigo de Valparaíso
que lo lleva a la reflexión.
Llego a casa de Quilpué. San Martín N° 541
Respirando apenas las partes que aún no se desprenden.
Tuyas y mías.
Indica el lugar exacto de su domicilio
Duermo, yazgo, no sé
Yacer o dormir son sinónimos de estar muerto. El hablante desconoce su situación
Y con la luminosidad aplastante de las mañanas
Te recorro como a un callejón solitario
Escuchando
el ruido de mis pasos.
Hay conocimiento del sujeto que ilumina, alumbra, encandila pero que no se reconoce como algo vivo ya que sólo se escucha el eco de los pasos
Yo no sé porque nada te importa.
Reproche
Hoy en el duro celofán del vidrio
Cuento cristales blandos del vidrio
Aquí opta por una metáfora. Se refiere en realidad a la neblina de las noches de otoño que por lo general están en las colinas de Quilpue empañando los vidrios de una ventana.
Afuera hay un chisporroteo de humedad nocturna
Es la neblina que titila
quizás con qué luz
Te has derramado por mi cuerpo
como el humo.
Contemplo quietos copos luminosos
entre tus cabellos que detienen el rocío.
El sujeto amado lo llena itodo y su imagen está presente en la niebla, en el rocío, en el agua, en la luz.
Esa vez en la estación querías irte
Recuerdo
y al trinar las campanas de la catedral
Esto fue antes del terremoto
Emanaste como un soplo universal
Rima para enmarcar y destacar el remate del poema
Y allí
descansa para tomar impulso
Sonreíste. Al fin y al cabo repetí
Toma mi cuerpo y muere conmigo.
Es el reencuentro y la resignación. Se resuelve el poema.
Así iniciaste tu banquete de mendigo
No hay mundo mejor. No hay felicidad.
Mascándome los días y el recuerdo.
Las palabras siempre sobran.