BoNo De ReCoNoCiMieNTo


Conozco gente a la vuelta de la esquina
que no conoce sus zapatos
ni a su perro
pero sospecha de la espina.

Quien conoce a sus zapatos
sabe cuantas vueltas puede dar por la manzana
reconoce los aullidos del vecino perro
a la vuelta de la esquina
y ni sospecha de la espina enterrada en propia cama
pero reconoce la mentira a la vuelta de la esquina.

Quien no conoce sus zapatos
no conoce los regresos,
confunde artefactos y aparatos
alaridos con llamados
no conoce la conciencia
la reconoce como pólipo
y como ciencia indica
se extirpa.

Persiste cuidando sus rosales con prudencia
y dice que los cólicos de inquina
pertenecen al quejoso y al amargo.

Pero diga usted si no resiente señora, señor,
el dolor de sus zapatos
que resumen empeines y tobillos,
dedos y talones
recorridos y caminos
o el dolor de los atajos.
Diga usted si no resiente
de su perro algún vómito silente
a la vuelta de la esquina.

Reconozco la indecencia
El dolor de los zapatos ya no es propio
es el dolor de otro
y porque sé,
lo reconozco
a la vuelta de la esquina
y el perro es perro propio con propia espina

Y usted
ha perdido la inocencia
y ni alcanzó a llegar hasta la esquina.
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